Si tuviésemos que buscar un calificativo para definir esta novela, nos encontraríamos otro mejor que desmitificadora. Entre los muchos aspectos presentes en Tiza, destaca el desencanto del protagonista. Se trata de un profesor desengañado con su trabajo, alejado de repetidos tópicos, al que le provocarían sarpullido profesores perfectos de evocaciones cinematográficas presentes en Rebelión en las aulas o en El club de los poetas muertos, entre otros. Tiza reclama el derecho de un profesor a ser imperfecto.
La novela recoge las cuatro visitas que realiza el protagonista a la cárcel para visitar a un exalumno, Héctor Almansa, acusado de asesinato. Cada una de estas visitas representa un avance de la acción, hasta preparar el desenlace en la última. Para el profesor, las circunstancias y el compromiso son fuerzas susceptibles que, a pesar de su desinterés, lo mantienen pendiente de la situación de Héctor.
Si por un lado, a través de la introspección de la primera persona narrativa, el profesor se va definiendo, por otro, los diálogos fuerzan el clímax: momento en el que el exalumno recupera unos sucesos que conducen al profesor bruscamente hasta el pasado más hermético. A pesar de que haya un asesinato de por medio, no es una novela negra; sin embargo, sí crea la impaciencia en el lector por saber si Héctor es o no es un asesino. Entre los mimbres que tejen la novela, el humor es de los más destacados. El humor se va diseminando entre las escenas y emerge insospechadamente con un punto de acidez y otro de reconocimiento.
2104
Playa de Ákaba
Getafe
9788494210853